El imparable auge de la tecnología: ¿Al(IA)da o enemiga?
Gracias a la Inteligencia Artificial (IA), Stradivarius ha hecho historia en el sector de la moda dándole vida a prendas en mundos imaginarios con modelos virtuales. Burger King ha medido la gravedad de la resaca de sus usuarios para premiarles con una Whopper. Panenka ha convertido a Miguel de Cervantes en un auténtico merengue del Real Madrid, a Francisco de Quevedo en un fanático del Atlético y a Gustavo Adolfo Bécquer en un hooligan bético. Una genialidad.
Pero también hemos visto cómo los deepfakes hacían que el presidente Zelensky pidiera la rendición de los soldados ucranianos. Hemos visto cómo las redes sociales se han plagado de desnudos falsos y cómo la democracia y la seguridad de los comicios se han visto amenazadas por la masiva proliferación de videos falsos.
Y llegados a este punto, como sociedad tenemos derecho a preguntarnos: ¿estamos creando un monstruo? Si hay algo que tenemos claro es que la IA debe operar acompañada y guiada por la inteligencia humana, encargada de supervisar, controlar y gestionar su desarrollo en cada situación. Por eso es tan importante que se establezcan regulaciones para garantizar que las empresas y las personas cuenten con seguridad jurídica, tanto en el desarrollo como en la implementación de la transformación digital.
La IA en el marketing: ¿Arma o herramienta?
El informe anual de Kantar Media sobre las tendencias del marketing para el 2024 ha otorgado el pódium a la IA en materia estratégica de comunicación, análisis, creación de contenidos y optimización de procesos. El estudio señala que aproximadamente un 67% de los especialistas en marketing tienen un sentimiento positivo sobre las posibilidades de esta tecnología. Y están en lo cierto. Porque gracias a la sofisticación de su tecnología, nuestro trabajo puede alcanzar unos estándares altísimos de eficacia y productividad.
Como herramienta nos ayuda…
… a personalizar la experiencia del cliente en función de su historial de compras y de navegación en el sitio web.
… a predecir tendencias en el mercado y a ajustar su estrategia de marketing en consecuencia, un aspecto especialmente útil para las empresas que operan en un mercado altamente competitivo.
… en la automatización de tareas rutinarias y el análisis de datos valiosos sobre el comportamiento de los clientes, lo que nos permite conocerlos mejor y enviar mensajes segmentados de manera eficiente.
… a dedicar más tiempo a las tareas más creativas, dejando la recolección de datos duros a la tecnología.
Pero como profesionales del marketing, también nos preocupan sus riesgos y límites.
Entre ellos nos encontramos con inquietudes legales/éticas, como por ejemplo que las marcas detrás de las IA se beneficien del análisis de los datos sobre nuestros clientes, lo que puede provocar graves problemas de seguridad y privacidad. También, muchas veces el contenido creado por esta tecnología es robótico y despersonalizado e, incluso, no siempre sabemos a ciencia cierta si la información es correcta.
Si los profesionales del marketing comenzamos a depender demasiado de la tecnología, podemos vernos sumergidos en una drástica caída de nuestra participación y creatividad. La seducción de esta tecnología podría jugarnos en contra si nos dejamos arrastrar por ella.
Está en nuestras manos y en la de los organismos pertinentes, tanto públicos como privados, regular su uso y aplicación si no queremos acabar dando vida a la mítica saga de Terminator.